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sábado, 29 de enero de 2011

Se calentó el Magreb Y el Mashreq…




Toda la nación está en las calles de nuevo. ¿Desea que los maldigamos o que les disparemos de una vez?


Es evidente que peor que el miedo es la importancia política del desempleo...

Primero fue Túnez con sus jazmines y después le siguieron Jordania, Argelia, Yemen y hasta Egipto, el país árabe más influyente de la región. Para el dictador egipcio Hosni Mubarak el mundo de occidente, aunque renuente con sus formas, siempre ha sido un cómplice silencioso de su régimen. Él ha sabido reprimir, por casi tres décadas, con mano de acero, a un pueblo que ahora, parece, se le ha salido de las manos. Porque es cierto que aún controla la estructura estatal y, especialmente, a las fuerzas armadas que lo apuntalan en un último intento de atesorar el poder, pero también es cierto que nunca habíamos sido testigos de una revuelta de estas características: que tuviera su origen más en la inconformidad social y el descontento popular debido al desempleo y al deterioro del nivel de vida, que en algún signo de carácter político. Las precarias condiciones de vida del pueblo egipcio han llegado a un punto culminante que ha desatado la rebelión gracias, en parte, al impulso del pueblo tunecino que ha derrocado a un dirigente corrupto y autócrata como Ben Alí. El estado caldeado de los ánimos en el Magreb y el próximo oriente es lo más cercano a la revolución francesa que hayamos visto por esos lares; sin embargo, desde acá el estado actual de las cosas se ve con bastante cautela y expectación porque es muy posible que este movimiento liberador sea canalizado por las facciones islamistas y que éstas suban al poder, consecuencia desastrosa para el equilibrio de la región. Es por esa razón que los líderes occidentales, aunque han elogiado de dientes para afuera el estallido de la insurrección y la algarada, se mantienen en vilo porque temen perder a un aliado indispensable para el auge sus réditos en la zona. Por un lado está la Democracia y por el otro el Control Geopolítico. Sin embargo, lo más inquietante del asunto, fundamentalmente, para los navegantes del mundo 2.0 son las consecuencias que podría tener el BlackOut digital impuesto por Mubarak, internet ha mostrado ser una herramienta efectiva para el acopio de adeptos a las causas libertarias y ya hemos visto como en China, Irán e incluso los mismos gobiernos occidentales han intentado censurar la información que naufraga por la red. El escándalo de Wikileads y ahora lo que pasa en Egipto son condiciones suficientes para que los gobiernos empiecen a legislar con más severidad sobre el uso de la red que puede ser una herramienta de dominación o de liberación, la diferencia depende de nosotros………. ¡Apoyo desde la distancia de un click al pueblo egipcio en su lucha!!!!







































































































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