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martes, 28 de febrero de 2012

DAHMER (Fragmento extraído del libro de ficciones documentales de Harold Jaffe)




KONERAK SINTHASOMPHONE

¿Qué se supone que hacen los policías de Milwaukee con un nombre como ese?

Nariz chata, cabello negro, rasgados ojos sin párpados.
¿Un adolescente? ¿Un abuelito? Ni modo de saberlo con los orientales.
Miércoles, Abril 17, 1991, 2:20 a.m.
Crimen alarmante, obsceno, en el interior de la ciudad cerca de la Universidad Marquette.

Konerak Sinthasomphone, 14 años, pequeño, desnudo, amoratado y ensangrentado, corre por su vida. Pero no está gritando, no emite ningún sonido.
Los orientales tienden a ser silenciosos o histéricamente bullosos, rara vez en un punto intermedio.

Una joven negra, Harriet Cross, ve al chico desnudo y presa del pánico, desde su ventana del tercer piso y marca el 911.
Los paramédicos llegan a él primero, cubren su desnudez con una manta.
Sacados de su tienda de donuts de toda la noche, los policías llegan en su patrulla.
Biceps, Beretta 9 mm, gases incapacitantes, bolillos.
Ellos aquí les llaman negrillos porque los policías siempre andan zurrando negros.
El pequeño asiático está acurrucado silenciosamente sobre el pavimento envuelto en una manta al lado de la vagoneta de los paramédicos. Parece estar aterrorizado.
A un lado está Harriet Cross y su madre Luella Cleveland.
Al otro lado hay un hombre blanco, alto, rígido, de sucio cabello rubio. Jeffrey Dahmer.
En su forma engañosamente tranquila, Dahmer está explicando a los policías que Konerak es su amante de 18 años y que bebió demasiado vino tinto y cayó sobre su rostro.
Harriet Cross y Luella Cleveland protestan, alegando que el chico estaba intentando resistirse al hombre rubio y que éste lo golpeaba y pateaba.
Los policías, como Salomón, tienen que tomar una decisión.
El alto tipo rubio es un identificable homosexual que se acuesta con orientales de color. Alguien a quien cualquier combo de justos policías odiarían a muerte. Pero las otras dos son dos negras boconas. La decisión está tomada.

Los dos policías en sus gruesos zapatos negros escoltan al oriental envuelto en su manta y al marica blanco hasta el apartamento de una sola habitación de Dahmer, en el segundo piso del 924 North 25th Street, en el complejo de apartamentos Oxford.
El apartamento huele raro pero está limpio. Los homos tienden a ser aseados.
La ropa del chico oriental está envuelta sobre una silla.
Dos Polaroids del chico en su ropa interior de estampado de cachemira están clavadas en el muro por encima del sofá.
Konerak se pone sus pantalones y su camisa que están sobre la silla, luego se sienta al borde del sofá, todavía mudo.
Dahmer está engatusándolos, prometiendo que en el futuro las polainas de su amante no estarán tiradas en la calle.
Los policías bostezan. Les está dando hambre.
Asienten y dejan al laosiano de 14 años con Jeffrey Dahmer.
Caso cerrado.
Si los policías de Milwaukee hubieran echado un vistazo dentro de la habitación hubieran hallado los restos descompuestos de un adolescente negro de 17 llamado Clarence McKee.
La policía apenas había dejado el apartamento cuando Dahmer estrangula a Konerak Sinthasomphone.
Apenas habían acomodado sus abultados traseros dentro de la patrulla, cuando Dahmer sodomiza el cuerpo. Lo decapita y cocina la cabeza, la ajusta dentro del congelador junto con las otras cabezas. Disecciona el cuerpo, escindiendo los genitales que pone dentro de un gran frasco de formol lleno de genitales.

AMBROSIA CHOCOLATE

Jeffrey Dahmer se mudó de de la casa de su abuela en West Allis, Wisconsin, a los apartamentos Oxford en Milwaukee, el 25 de septiembre de 1988.
Para entonces ha matado y desmembrado a l menos a cuatro chicos y hombres jóvenes.
Modus Operandi: escoge a su víctima en un bar gay o en un baño público y le ofrece dinero para que vayan a la casa de su abuela y pose para él.
Una vez que están en el sótano de la casa de su abuela, Dahmer echa droga en la bebida de la víctima, la estrangula con sus propias manos o con su viejo cinturón militar, sodomiza oral o analmente el cuerpo y lo desmembra.
Dependiendo de su humor, se come el cuerpo, corta un bicep, por ejemplo, y lo fríe en Crisco*.
La ocurrencia caníbal se vuelve algo regular en la medida en que los asesinatos se multiplican.
El día después de haberse mudado a los apartamentos Oxford, Dahmer aborda a un chico laosiano de 13 años y le ofrece 25 dólares para que pose para él. Le echa droga a su Pepsi dietética y lo viola. Luego, por razones desconocidas, Dahmer lo libera.
El nombre del laosiano de 13 años es Saravane Sinthasomphone, por coincidencia, el hermano mayor de Konerak Sinthasomphone a quien Dahmer asesinará en 1991.
Saravane reporta el incidente a sus padres quienes lo llevan a emergencias.
Después de una espera de siete horas, se confirma que ha sido drogado y violado.
La policía arresta a Dahmer en la fábrica Ambrosia Chocolate donde trabaja como ‘‘mezclador’’, presumiblemente mientras guantes de látex y una malla para el cabello.
Los cargos son explotación sexual de un niño y agresión sexual en segundo grado.
Dahmer se declara culpable pero insiste en que el chico le dijo que tenía diecinueve.
Mientras espera la sentencia, Dahmer levanta a un negro de 22 años lamado Harvey Shammgond en un baño público gay, lo estrangula, sodomiza y se come el cadáver.
La muerte de Harvey Shammgog no es reportada o es reportada pero no es registrada por la policía.
Al momento de su sentencia, en el juicio por agresión sexual, Dahmer ha asesinado al menos a cinco hombres jóvenes.
Él habla a su favor, culpa de la agresión al chico laosiano al alcoholismo, dice que reordenara su vida, promete enrolarse en Alcohólicos Anónimos.
Así, como van las cosas, es una representación perfecta.
El viejo juez blanco se la cree y suspende la sentencia.
Interesantemente, el padre de Dahmer, Lionel, escribe una petición a la corte en la que pide que su hijo no sea liberado hasta que no reciba tratamiento psiquiátrico.
La petición de Lionel Dahmer es dejada a un lado.
Dos días después de su liberación, el 16 de enero de 1989, Jeffrey Dahmer mata de nuevo.
En los próximos catorce meses va a asesinar salvajemente a 12 niños y hombres jóvenes.

*Crisco es una grasa alimentaria muy popular en USA.
Traducción: J. E. López Rendón








Track 1. La lechoneria Manson- Odio a Botero.
Track 2: Un día en Texas- Parálisis Permanente.

lunes, 20 de febrero de 2012

Fragmento Shabat


Pronto oscurecería. Aquel vecindario me era familiar; sin embargo, no era conveniente caminar por sus calles cuando arribara la noche. Entonces, lo vi. Era un caserón colosal, hundido en décadas de dejadez y olvido. Empujé la verja. El antejardín parecía una selva oscura y asfixiante. Todas las ventanas estaban obstruidas, no se advertían movimientos dentro. Subí unos cuantos escalones y franqueé la puerta principal. El aire era viciado y el relente insoportable. Los últimos rayos de sol aún se filtraban por el techo horadado. En realidad era un caserón retumbante en el que se sentía el huidizo eco después de cada paso. La antesala, de estilo colonial, era gigantesca con unas columnas que se sostenían por neta inercia. Mierda de murciélago y de gato reposaba sobre el embaldosado sucio y desconchado. Densas telarañas y moho trepando por las paredes. Así como enredaderas y un acervo de maleza proliferando por todas partes. Vigas derruidas, montones de tejas sobre el piso. Trozos de periódico embadurnados de mierda reseca, bolsas plásticas, jeringuillas herrumbrosas, cartones humedecidos. En resumidas cuentas, antiguos cambuches ya abandonados o, por lo menos, eso pensé hasta que, de repente, en una de las habitaciones, como emergiendo de un nido de ratas, la cabeza de un cuasi-individuo aparece. Las cuencas de sus ojos vacías, como un par de pequeñas madrigueras infernales. Le conozco. Él, también, me reconoce. Hacía muchísimo tiempo que no entraba a ese lugar. Ahora, al parecer, todos ellos, viven en el subsuelo, como insignificantes roedores. Me habilita una dosis de fugaz felicidad amarilla. El tiempo parece plegarse. Me siento en medio de un vórtice, en una tobera turbulenta. Salgo de la habitación y voy hasta el patio. Un amplio solar desolado, excepto por un mango que sostiene un columpio oxidado. Se me humedecen los ojos. Es de noche. Vuelvo sobre mis pasos. Dentro, subo por una rota escalera de madera que conduce a un constelado cielo de astros titilantes…

sábado, 4 de febrero de 2012

El virus del lenguaje ( 98 años del nacimiento de Burroughs)

98 años del natalicio de Mr. William  Seward Burroughs



En el principio era la palabra y la palabra era Dios y desde entonces ha permanecido como uno de los misterios. La palabra era Dios y la palabra era carne se nos dice. ¿En el principio de qué exactamente se encontraba esta palabra inicial? En el principio de la historia escrita. Por lo general se presupone que la palabra hablada vino antes que la palabra escrita. Sugiero que la palabra hablada como la conocemos vino después que la palabra escrita.
En el principio era la palabra y la palabra era Dios y la palabra era carne…Carne humana… En el principio de la escritura. Los animales hablan y transmiten información. Pero no escriben. No pueden hacer que la información esté disponible para las generaciones futuras o para los animales que están fuera del alcance de su sistema comunicativo. Esta es la diferencia fundamental entre los hombres y otros animales. La escritura. Korzybski, que desarrolló el concepto de semántica general, el significado del significado, ha señalado esta distinción humana y ha descrito al hombre como ‘‘el animal que articula el tiempo’’. Puede hacer que esta información esté disponible para otros hombres a través del tiempo gracias a la escritura. Los animales hablan. No escriben. Una vieja y astuta rata puede saber mucho sobre trampera y venenos pero no puede escribir un manual titulado: ‘‘Trampas mortales en su almacén’’ para el Reader’s Digest con estrategias para agruparse contra los excavadores y hurones y cuidarse de los tipos listos que tapan nuestros agujeros con virutas de acero. Es improbable que la palabra hablada hubiera podido evolucionar más allá de la fase animal sin la palabra escrita. La palabra escrita se infiere del habla humana. A nuestra vieja y astuta rata no se le ocurriría reunir a las ratas jóvenes y transmitirles su conocimiento auditivamente porque la misma idea de articular tiempo no puede ocurrir sin la palabra escrita. La palabra escrita es por supuesto el símbolo de algo y en el caso del lenguaje jeroglífico como el egipcio puede ser un símbolo en sí misma, es decir, una figura de lo que representa. Esto no es cierto para el lenguaje alfabético como el inglés. La palabra ‘‘pierna’’ no tiene semejanza pictórica con una pierna. Se refiere a la palabra hablada ‘‘pierna’’. Así que podríamos olvidar que una palabra escrita es una imagen y que las palabras escritas son secuencias de imágenes, es decir imágenes en movimiento. Así que cualquier secuencia jeroglífica nos da inmediatamente una definición funcional de las palabras habladas. Las palabras habladas son unidades verbales que se refieren a esta secuencia pictórica ¿Y qué es entonces la palabra escrita? Mi teoría fundamental es que la palabra escrita fue literalmente un virus que hizo posible la palabra hablada. La palabra no ha sido reconocida como un virus porque alcanzó un estado de simbiosis estable con el huésped…


Algunas citas de Burroughs:
-      El silencio sólo asusta a la gente que habla compulsivamente.
-      Sé justo y si no puedes ser justo. Sé arbitrario.
-      La droga es el producto ideal. La mercancía definitiva. No hace falta literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que le vendan…El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente.
-      No entres a las iglesias, hijo. La única llave que tienen es la del cagadero. Y júrame que nunca llevarás una insignia de defensor de la ley.
-      Podía matar a todos los que tenía delante y lo sabía. Y eso le hacía sentirse bien.
-      Quizá se le podrían perdonar los vicios, pero también era dado a la práctica subversiva de pensar.
-      La maquinaria destructiva es precisamente l ejercicio del poder por el poder.
-      No se puede sobornar a las personas para que callen lo que saben. Se les soborna para que no averigüen.
-      La única forma en que me gusta ver cómo se le dan flores a los polis es puestas en macetas y lanzadas desde ventanas bien altas.
-      Es evidente que algo anda mal con el concepto mismo del dinero. Cada vez cuesta más comprar menos. El dinero es como la droga. La dosis que basta para el lunes no bastará para el viernes…el dinero es mierda ¿y qué come la máquina monetaria para transformarlo en mierda? Se come la espontaneidad, la vida, la juventud, la belleza y, sobre todo, se come la capacidad de crear. Come calidad y caga cantidad.
-      La superpoblación es un gran problema, resultado también del concepto de nación, las necesidades de los ejércitos y la necesidad de un mayor número de gente que produzca y consuma los bienes. Con la superpoblación la calidad del linaje humano está bajando de forma devastadora. Cada día nos volvemos más estúpidos y más incompetentes, pero cada día somos más.
-      La clase médica tiene profundos intereses en la enfermedad. La policía tiene interés en la criminalidad. El Departamento de Narcóticos tiene interés en la adicción. Los oficiales del ejército tienen interés en la guerra. Los intereses, sean privados, del capital u oficiales, eliminan cualquier descubrimiento, producto o forma de pensamiento que amenace su área de monopolio…Todos los sistemas de control dependen del mantenimiento de una posición monopólica.