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martes, 10 de enero de 2012

Schadenfreude o el sentimiento de alegría ante la desgracia ajena



Schadenfreude o sentimiento de alegría ante la desgracia ajena

Hace poco me vi JACKASS the movie ( sí, sé que ando bastante atrasado en lo que respecta a las novedades cinematográficas, no tienen que decirlo) y el sentimiento que me generó, esas múltiples carcajadas con lágrimas incluidas, esa hilaridad contagiosa ante el derroche pantagruélico de masoquismo y estupidez cool que hace Johnny Knoxville y su pandilla, podría verse como una versión edulcorada del sentimiento que nos ocupa hoy: Schadenfreude, un mohín de satisfacción, una sonrisa malévola ante el machucón (en sentido literal y/o metafórico) que se zampa tu prójimo.
Algunos ejemplos ilustrativos:
-         Digamos que tu compañero de trabajo la caga frente al jefe en aquella importante reunión, y es despedido. Ahora las posibilidades del esperado ascenso crecen a tu favor. No está de más decir que tu compañero tiene una hipoteca y una hija con un problema de trisomía del par 21.
-         Ahora digamos que la novia de tu amigo, una de esas nenas que se están rajando por debajo, te tira los perros bajo cuerda y logras tirártela sin que tu amigo, cada día más enamorado, lo sepa. Y cada vez que te habla de ella, de lo linda y especial que es, no puedes evitar que una mueca de placer atraviese tu rostro.
-         Ahora, siendo un poco más dramáticos, digamos que no logras llegar a tiempo a esa importante cita pero al llegar al lugar te encuentras con que las FARC (aquí puedes colocar el grupo terrorista de tus afectos, ETA, Al Qaeda, o cualquier célula protofascista del norte de Europa) han puesto una bomba y te has salvado de morir rostizado. A pesar del estupor, del shock, tampoco puedes evitar sentir alegría de no ser tú el que está entre las cenizas.1


II
-         ¿Quieres que te cuente una historia?
-         ¿Una historia?
-         Sí, una historia, un relato.
-         O.K.
-         Bien. Érase una vez un condón, un condón muy majo y agradable que vivía aburrido en la billetera de su dueño. Aislado del mundo y su devenir. Su período de vida útil frisaba día a día el final, pero, fuera porque su dueño era un temerario que ignoraba los mensajes publicitarios de las campañas de la seguridad social contra las ETS, fuera porque era un masturbador nato que no follaba nunca, el caso es que el condón no salía nunca de aquella sombría prisión ni por catástrofe natural ni por requisa policial. Y eso lo agobiaba. Sin embargo, nuestro amigo de látex, al que llamaremos L., no se imaginaba en su ingenuidad el cruel destino que habían sufrido todos sus compañeros de promoción.
-         ¿Compañeros de promoción?
-         Sí, todos los condones fabricados el mismo día, los que se habían graduado con él, por decirlo de alguna manera.
-         Umm, ya.
-         Bueno, su aburrimiento lo hacía pensar que era el condón más desgraciado e infausto, un alma desangelada y triste, sin advertir que había destinos mucho más infames, repugnantes y babosos que el suyo. L., quizás intuyendo su carácter desechable, deseaba, ante todo, vivir aventuras, conocer las contingencias y avatares que el mundo proporciona hasta que un día por fin su plegaría fue escuchada. Estaba oscuro. No tanto como en la billetera pero aún así era poco lo que podía ver. Al parecer, los individuos estaban ebrios, no se manejaban muy bien, tropezaban, resbalaban, etc. Aquí debo hacer una digresión.
-        
-         Bueno, no es que importe mucho pero resulta que los fulanos eran del mismo sexo, un par de hombres jóvenes y atractivos. Después de un rato y no sin dificultad el empaque fue roto y nuestro muchacho pudo respirar las brisas de la libertad por un breve instante. Rápidamente, unas manos torpes lo agarraron  y lo desenrollaron sobre un trozo de carne fláccida y maloliente. L. estaba anonadado. El usuario en cuestión se las ingenió, después de varios intentos fallidos, para darle color y vigor al asunto y, entonces, embistió la oscura caverna del otro individuo. Y he aquí la triste ironía, nuestro amigo que lamentaba la oscuridad de su morada terminó engullido o, digamos, absorbido, por el agujero negro de aquel sodomita borracho. Para resumir: se lo tragó un colón glotón.
-         (risas)…Bueno, pero la verdad es que hasta este punto la historia no tiene nada que ver con el Schadenfreude, me causa gracia pero cuando más da un poco de pena también, de tristeza ajena.
-         Sí, pero lo que no te he contado es que había otro condón.2 Digamos que el hermano de L., y éste resultó ser un defectuoso. Uno de los tantos que no cumplen  con las pruebas de calidad. Uno de esos que no llenan las expectativas de la familia, de los amigos, de la sociedad. Un outsider en el mundo de los condones. El caso es que la penosa suerte que le sobrevino a L. pronto corrió de boca en boca y al llegar a los oídos del defectuoso sólo pudo producir la conocida sonrisa de complacencia. L. no le había hecho nada al defectuoso, no se había portado mal con él ni se había burlado de su condición, sin embargo, el Schadenfreude afloró. Ahora, aquel lisiado que nunca salió de la fábrica, aquel canalla que nunca tuvo siquiera la oportunidad de ver el calloso orto de un marica sonríe, maliciosamente, al escuchar la trágica historia de L. acariciando lo más cercano que tendrá a una victoria en la desgracia ajena. Así es la vida, mi amigo, saca tus propias conclusiones.


1.       Este ejemplo, no calza efectivamente pues debe haber ciertos matices cuando la vida ha estado en peligro.
2.       Aquí me he permitido una pequeña licencia pues como lo sabrá quién investigue al respecto, los condones son entes individuales  que después de ser producidos en masa son lubricados  y empacados automáticamente  por una máquina selladora que los introduce en su empaque individual aluminizado de alta resistencia. Así los parentescos familiares desaparecen, lo más que podríamos decir es que un condón es hermano de todos los condones del mundo.


2 comentarios:

shadowdex dijo...

interesante ver la mezcla de paradojas, eufemismos y elocuencias dentro de tantos contextos que sirve este articulo

Wilmar dijo...

Original. Me gustó.